domingo, 16 de noviembre de 2014

Rito de Otoño

Yo caminé hacia adentro del otoño no gris
mis pies sumergidos en la quebradiza alfombra,
mis ojos atrapados en la algarabía apasionada
observaron el momento perfecto, la ceremonia

El vientre del otoño forrado de hojas apergaminadas
danzando en el viento al ritmo de su sinfonía
hojas rojas tropezando con hojas rojas
en un maratón alborotado pero sincrónico
para llegar al insensible invierno, la meta final

Yo aspiré los colores como si fueran aire puro
y mis pulmones se ensancharon agradecidos
de matices dorados, purpúreos y castaños,
en medio del frío me rodeó la tibieza
de los rayos que se colaban por el tejido
permeable al sol y a la luna

El cielo entre azul y gris no se decidía a apagarse
en espera talvez de alguna señal divina
para soltar la lluvia, el granizo y la nieve;
mientras tanto el sol medio misterioso
tras las ramas fuertes y medio desnudas
seguía infundiendo oro y cobre en las hojas

Yo percibí la angustia de la ágil ardilla
coleccionando bellotas milagrosas y un pedazo de pan
y vi la pausa obligada de los gansos peregrinos
agregando alas al azur remanso de cristal

Yo vi la lluvia de hojas inagotable, aparentemente inagotable
silencio, la ciudad desnudándose en su labor de parto
impase sumiso, espera quieta de las nubes
arremolinadas más allá de los árboles carentes
antes de entonar la canción blanca con olor a Navidad

Yo me quedé agazapada en una banca del parque
me hice hoja, me hice árbol, me hice viento
fui sinfonía , fui vientre, fui nube
fui lo que no fui en verano, lo que no seré en invierno
fui rito de otoño en Reno


©Vicky Toledo

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