Los años pasan, las cosas del alma también
Van quedando en el olvido las penas
Van quedando en el recuerdo las glorias
El amor va creciendo igual que crecen los hijos
Los vínculos de sangre siempre serán los mismos
Y son los recuerdos más lejanos, los del principio
Los que guarda y agradece el corazón
Hoy ya no recuerdo al hombre que fuiste para mi
Pero si al padre que fuiste para nuestros hijos
Cuando ellos necesitaban aprender del mundo
Tú estuviste ahí, en cada gran evento
En cada momento, en cada día de sus vidas
Quien sino tú, les contó cuentos y les dio alegría
Me sale del fondo del alma una sonrisa al recordar
Los barquitos de corteza de árbol
Con un papel como vela que construías para ellos
Y la cara de felicidad al ponerlos en la corriente del río
Y sus ojitos se enfrascaban en verlos navegar
Y sus ojitos te miraban llenos de admiración
Las historias tergiversadas que nunca tenían fin
Y cada vez que las contabas te corregían
Porque según ellos decían, el cuento no era así
Y al final ellos te contaban del cuento su propia versión
Haciéndoles sentir que ellos sabían más que tú
La bicicleta que reparaste con un pedazo de alambre
Porque no había dinero para una bicicleta nueva
Y los viajes al lago en aquel bote viejo
Donde aprendieron a pescar y aprendieron de ti
La explicación que les dabas del porqué de las cosas
Revirtiendo la pregunta para hacerlos pensar
Provocando en ellos curiosidad y deseo
De querer descubrir, de querer saber mas
Los caminitos que dejaban al andar en el bosque
Los palos, las piedras y animales que recogían
Al regreso de su exploración a mediodía
Cuando yo los veía venir desde la tienda de acampar
Fuiste padre, maestro y amigo
En los primeros años de tus hijos
Lo que seas ahora, solo Dios lo sabrá
Lo que para mi cuenta ahora es haber tenido
Un padre para mis hijos cuando lo necesitaban más
Por eso te doy las gracias, padre de mis hijos
Lo que pasó después, Dios, tú y yo lo sabemos
Ya no tiene importancia, lo que importa son los hijos
Por mis hijos te doy las gracias, por haber sido Papá
©Vicky Toledo
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