Desde acá arriba cambia la perspectiva
Dios ha pintado los verdes de blanco
Ha convertido las corrientes en espejos estáticos
Donde se reflejan los dorados y tibios rayos
Que vienen atravesando las partículas del espacio
Trayendo la energía a todo lo que respira
Los orgullosos picos salpicados de azúcar
Alrededor del lago se levantan imponentes
Pronto serán los que al dulce lago alimenten
Con azúcar derretido convertido en vida
Rebalsará el cauce y crecerá insolente
Los pedazos de algodón esparcidos por el cielo
Dejan entrever hondonadas, montañas y ríos
Lo que está lleno de vida desde aquí se ve inerte
El horizonte estirado del mar aquí se ve interrumpido
Por líneas que suben y bajan, en lontananza
Destacando lo sublime de la gran inmensidad
El gran lago se perfila plateado y circular
Su isla es su compañera, su otra mitad
Desde acá arriba no se divisan fronteras
Miras a un lado y otro y línea divisoria no hay
Desde esta visión aérea solo se puede apreciar
Los valles, los blancos riscos y la serpiente del río
Es un fecundo solaz donde la mirada se pierde
Y el pensamiento se agita tratando de imaginar
Lo que los ojos curiosos no alcanzan a mirar
La vida que entre hierbas crece, la flor silvestre
La lucha por sobrevivir del astuto animal
La tierra húmeda, el agua cristalina, lo natural
Y en medio de este paraíso secular
La bulliciosa ciudad que desde acá arriba
Se percibe como un frágil juguete de niño
Pierde su portento y su artificial gracia
Pierde su importancia ante la majestuosidad
De la manifestación de lo divino
Esa gran ciudad indiferente a su entorno
Continúa su actividad porque allá abajo
Somos presos del tiempo y de la cotidianeidad
Desde acá arriba, todo se ve imponente e intemporal
Por eso cuando vuelo en un pájaro de acero
Me gusta dejar a mi imaginación volar
©Vicky Toledo
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