Era un día como otro
Todo nuevo, nada nuevo
El mundo seguía su rumbo
Amanecía la rutina como cada día
Gente de todos los colores despertaron
Bendiciendo la dicha de estar vivos unos
Maldiciendo la mala suerte otros
Animales y flores también despertaron
Nada raro apareció hasta el mediodía
Cuando el sol en el cénit resplandecía
Algo extraño sucedía en la tierra, insólito
Lo que nunca se había visto, se vio
No había corazones tristes
Ni estómagos hambrientos
Ni ayes, ni llanto de dolores
Ni explosiones de guerras
Ni crímenes, ni ambiciones
Ni egoísmos, ni envidias
Ese treinta de Febrero
Hubo paz y amor
Hubo conciencia y armonía
Hubo salud y alegría
Hubo igualdad en todo
Hubo respeto por la Tierra
Hubo respeto por la vida
Hubo amor a Dios ese día
©Vicky Toledo
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